‘Astérix y los pictos’, de Ferri y Conrad: necesario lavado de cara

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3 min readNov 4, 2013

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Astérix y los pictos

El pasado octubre se produjo uno de los acontecimientos comiqueros del siglo. Y no estamos hablando del estreno de la película de turno, la nueva jugada cuestionable de las grandes editoriales de superhéroes ni nada por el estilo. Se trata de la publicación del trigésimo quinto álbum de Astérix: Astérix y los pictos.

¿Por qué es uno de los acontecimientos comiqueros del siglo? Bueno, pues tenemos varias razones. La primera nos la dan las cifras: La primera tirada de Astérix y los pictos ha sido de cinco millones de ejemplares distribuidos en quince países. De los cuales dos millones se han repartido en Francia e Italia, de hecho en el país vecino la tirada ya está agotada.

La segunda razón explica en parte la primera: han pasado ocho años desde el penúltimo álbum de Astérix y, además, había un añadido a la espera de los fans. Éste es el primer cómic de Astérix sin sus creadores. Así, Albert Uderzo, cocreador de los galos junto con el fallecido René Goscinny, pasaba los lápices (casi literalmente, debido a que es un poco control-freak) a una nueva pareja creativa: Jean-Yves Ferri y Didier Conrad.

Mi primera reacción al saber sobre este relevo es el de “menudo papelón les ha caído”. Ya que, aunque las historias hacía mucho que dejaron de ser lo que eran, no debe ser fácil ponerse a contar historias nuevas de Astérix y Obélix. Y la segunda era una expectativa por ver en qué se traduce esta nueva etapa: ¿se notarían mucho los cambios? ¿habría un cambio de rumbo? ¿serían continuistas respecto a lo anterior?

Y la verdad es que la sensación que deja Astérix y los pictos es la de “todo es igual pero mejor”. Quien espere que nos vamos a encontrar con algo totalmente distinto (e incluso rompedor) a lo anterior lo mismo se va a llevar una gran decepción puesto que lo peor y lo mejor de este nuevo álbum es que es una historia más de los galos. Ferri y Conrad se preocupan por respetar al máximo el esquema de las aventuras de Astérix.

De hecho la historia es arquetípica: un par de escenas en la aldea, un par de mamporros a romanos varios, llega un visitante inesperado, viaje por mar (y consiguiente encuentro con los piratas), discusiones varias entre los protagonistas, solución del entuerto… vamos, que estructuralmente no vamos a encontrar nada innovador.

Tampoco nos encontramos con un cambio en el dibujo. En este sentido Didier Conrad ha estado atado por Uderzo para que mimetice su estilo. Sí que se nota en alguna ocasión unos pocos trazos diferenciadores (sobre todo en las expresiones faciales) y en alguna que otra composición gráfica, pero en líneas generales tampoco es distinto.

¿Entonces? Pues la gran diferencia viene dada por Jean-Yves Ferri, el guionista, que es el que proporciona, usando una historia tipicorra de Astérix, el elemento diferenciador a través de los gags, los diálogos, la planificación de las escenas… todo rezuma de un aire renovado que sopla a través de los viejos esquemas que siguen siendo válidos. Es más un lavado de cara que una cirugía.

En Astérix y los pictos Ferri muestra un aspecto más atractivo, actualizado, algo que busca tanto al lector veterano como al chaval al que estos personajes le parecen prehistóricos. Quizás si hubieran tenido más margen de actuación nos encontraríamos con un regreso por la puerta grande de Astérix y Obélix pero, aun sin ser fantástico, nos encontramos con un álbum que pinta un futuro muy esperanzador para los galos del año 50 antes de Cristo.

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