‘Canijo’, de Fernando Mansilla: la heroína en Sevilla

Eduardo Irujo
Papel en Blanco
Published in
3 min readJun 10, 2023

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«El caballo era el más formidable enemigo de mis penas de amor»

Fernando Mansilla

«¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!
Porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.»

Miguel de Cervantes y Saavedra (1570)

Un hombre recorre las estrechas calles de La Alameda. Viste de negro, con un sombrero amplio. Como el ángel de la historia de Benjamin, mira hacía el pasado para narrar los años 80 en Sevilla, como otro documento de barbarie. Fernando Mansilla se enciende un cigarrillo, «caló el chapeo» y escribió una maravilla: Canijo. Editada por primera vez en El Rancho Editorial (2013) -humilde rama de El Rancho, Casa de discos, sello de Pony Bravo y Fiera-. El texto fue recuperado en 2022 -con una nueva cubierta de Pablo Peña- por la inquieta e inverosímil editorial sevillana Barrett.

Cubiertas de ‘Canijo’ realizadas por Pablo Peña

Tuve la enorme fortuna de presentar el texto en la III Feria del Libro de Navarra, acompañada de Lola -mujer de Fernando- y Luis -amigo de Barcelona desde la adolescencia-, en un ambiente húmedo y cálido al mismo tiempo. Agradezco a la editorial la oportunidad que me brindó y a las libreras y libreros por seguir abriendo el espacio.

«La nada y el calor inundan mi cuerpo, expanden mi alma (…) contra la indiferencia que la heroína derrama en mi corazón»

Cadencia, ritmo, humor negro, prosodia. El mundo de la droga queda retratado con cercanía y cariño. Sin juzgar. La descripción de los espacios, los estados de ánimo y los lugares que frecuentaban los consumidores de heroína y cocaína quedan grabados en nuestra memoria. El libro está narrado en primera persona, el músico protagonista que nos cuenta sus desamores, desatinos e intentos de trabajar y su enganche. En otros momentos, aparece un narrador omnisciente, que planea sobre la acción y las calles, nos pasea con los protagonistas y sus pensamientos, sus reglas, sus anhelos.

«Algo al otro lado que acababa con el desasosiego: agujerear mi vena, el leve dolor del pinchazo, el calor interior, las arcadas de placer, el control de la realidad, la desaparición absoluta de la ansiedad. Aire combustible, calor, realidad… ¿Qué es la heroína?»

Además de narrado desde dos puntos de vista, el libro también está dividido en dos partes. Una inicial, que abarca desde 1980 a 1982, nos presenta a los personajes. La segunda parte nos lleva a finales de los ’80 (desde 1987 a 1989), cuando la devastación ha estallado y conocemos el final de varias de las historias. Dura y hermosa, esta novela nos atrapa, nos conduce por estrechas callejas del alma, nos da un subidón de buena literatura.

«Capaces de darlo todo, la vida, el amor, la amistad, el prestigio, el orgullo, la honradez y la hacienda entera. Todo.

Por un chute de heroína y coca.»

Leamos. Con perplejidad y reconocimiento. Hay mucha música en estas líneas. Hay capítulos que se pueden cantar, incluso la novela tuvo una representación teatralizada. Hay que escuchar al autor con Mansilla y los Espías, poner esa voz magnética de Fernando en el texto.

Poesía y dignidad. Muerte y orgullo. Es un libro fantástico. Y como dicen desde la editorial: Hazte mansillista.

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Ex-librera, heavy reader. Lector curioso. Arqueólogo, historiador, profesor de secundaria. Papel, historia, libros, memoria.