‘Conan el Cimmerio: La reina de la costa negra’

Vuelve el personaje de R.E. Howard, esta vez en un álbum europeo que inaugura la esperada nueva serie de Glenat

Aitor Poza
Papel en Blanco

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Conan sigue sin tener mucha fe en las plegarias a Crom en este álbum francés

Buen ojo el de Planeta para aprovechar el cuarenta aniversario del primer cómic de La espada salvaje de Conan que publicó en nuestro país, año que también coincidió con el estreno de la versión cinematográfica del personaje (icónicamente interpretado por Arnold Schwarzenegger), para lanzar el primer álbum de la esperada serie que Glenat ha estado publicando en Francia desde 2018 y que adapta historias originales de su creador, el tejano Robert E. Howard.

Magnífica portada de Alary para “La reina de la costa negra”

Este primer álbum adapta el relato original La reina de la costa negra, posiblemente una de las historias que ocupan un espacio destacado en los corazones de los seguidores del personaje. Después de todo, Belit, la pirata shemita que capitanea la Tigresa, la embarcación tripulada por sus corsarios negros, fue el primer personaje femenino dotado de una fuerte personalidad que apareció en los relatos que Howard publicaba en la revista Weird Tales y, al mismo tiempo, su adaptación al cómic de la mano de Marvel la convirtió en el único amor auténtico del gigante cimmerio, en una extensa saga que ocupó las páginas de Conan el bárbaro y que nos emocionó, en su momento, a sus fans. Quizás por estos motivos, una nueva adaptación al cómic de esta historia, que Glenat eligió para ser la primera entrega de una colección centrada en el bárbaro, una vez las obras de Howard habían entrado dentro del dominio público, se podría antojar como una tarea ardua para el equipo creativo. Este está integrado por Jean-David Morvan, guionista conocido principalmente por su obra actual en la veterana serie Spirou y Fantasio, y Pierre Alary, que proviene del mundo de la animación, concretamente de haber participado en películas de Disney, y también responsable de títulos en cómic como Belladona y Simbad, así como una adaptación de Moby Dick, todas ellas publicadas por Dibbuks.

El álbum sigue con bastante fidelidad las líneas maestras del relato original de Howard, en consonancia con la política que Glenat marcó al concebir su nueva serie. De esta manera este La reina de la costa negra se diferencia de la ya clásica adaptación de Marvel en que se limita a la historia literaria, dejando de lado las tramas que la editorial americana desarrolló para su serie Conan el bárbaro, y en que la relación carnal entre Conan y Belit es mucho más explícita, algo que la CCA (Comics Code Authority) no estuvo dispuesta a aprobar a finales de los años 70 del pasado siglo. Por lo demás, este volumen incluye un buen número de los ingredientes que caracterizan la obra del tejano en relación a Conan, desde el desconcierto que la civilización provoca en este salvaje de ambigua moralidad, a las hilarantes alusiones a los diversos oficios por los que ha pasado el personaje (reconvertido aquí en pirata), pasando por la acción a raudales o la exploración de ruinas milenarias investidas de misterio y habitadas por el manido monstruo de turno.

El estilo cartoon de Alary, expresivo y dinámico, deudor de su paso por Disney, hace destacar a este Conan por encima del de la mayoría de dibujantes que han seguido de una manera u otra la línea fijada por John Buscema. Casi resulta extraño visualizar al bárbaro de esta guisa, pero lo cierto es que a primera vista el álbum es atractivo, una sensación que potencia el trabajo con el color de Sedyas. Por su parte, Alary cuenta con algunos aciertos, como su concepción de los corsarios negros, que adquieren una entidad que acaso Marvel les negó entonces, mientras que otras veces decepciona, como su diseño del monstruo protagonista, apenas definido, y que se percibe como un error al considerar el importante rol que juega en la historia. Con todo, el balance del arte del francés es positivo en mi opinión, y a buen seguro que aquí los fans del cimmerio apreciarán algún guiño al personaje clásico.

En definitiva, un álbum que nos ofrece una historia que es puro Robert E. Howard, de manera que puede gustar a los lectores que disfruten del género fantástico pasado por el tamiz de la espada y brujería, y que abre el camino de una serie que promete ser espectacular en próximas entregas y que probablemente contará con el apoyo del seguidor nostálgico de Conan.

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Combino la docencia en un instituto público de secundaria con un interés personal por promover la lectura. Sólo escribo acerca de lo que me gusta, sin spoilers.