Daniel Defoe y su ‘Diario del año de la peste’

Papel en blanco
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3 min readJul 14, 2010

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Diario del año de la peste

Los propósitos de año nuevo los hago yo en verano. Sí, suena raro así de buenas a primeras, pero si lo pensáis un poco, tiene hasta su lógica. Por ejemplo, es en verano cuando más ganas me dan de leer todo lo que tengo acumulado o de ponerme al día con los clásicos. El calor sofocante incita a no hacer nada más que comer helado (ejem) y estar tirada todo el día a la bartola. Como os decía, en verano siempre me da por recuperar a los clásicos, aunque también es verdad que a mí me sobra cualquier excusa para hacerlo. En este plan, y como si fuera un bonus track, Impedimenta recupera este verano Diario del año de la peste de Daniel Defoe. El precio de venta al público es 19,95 euros, y como siempre, el diseño de la portada me subyuga por lo simple y efectista.

Diario del año de la peste se centra en 1664 cuando la peste asoló Londres llegada desde Holanda. Aunque entonces Defoe era sólo un niño que se salvó de morir de puro milagro, sesenta años más tarde, cuando era un escritor anciano y acuciado por sus acreedores, decidió escribir este libro como un homenaje a sus contemporáneos. Y es en este marco terrible, en una ciudad infectada, donde se desvela la verdadera naturaleza de las personas, desde los actos más heroicos a las más terribles mezquindades. Desde casas tapiadas con los enfermos dentro a sirvientes que cuidan amorosamente de sus amos, Daniel Defoe plasma un retrato de una sociedad colapsada que aún a día de hoy nos sigue conmoviendo.

Daniel Defoe es otro de esos escritores ingleses de vida fascinante. Nació en 1660 y contó con una educación desordenada, probó a ganarse la vida con diferentes actividades sin éxito, estuvo condenado a exposición en la picota por un panfleto político, se pasó de un bando político a otro, actuando como espía y con varias traiciones a sus espaldas… No será hasta 1719 cuando publique Robinson Crusoe, que le reportaría fama casi inmediata, al igual que el libro que nos ocupa o Moll Flanders. Moriría en 1731, viviendo en la clandestinidad y huyendo de sus acreedores.

Este tipo de libros me encanta. La literatura inglesa, en general, me gusta muchísimo, y si ya hablamos de los clásicos, entonces apaga y vámonos. Leí ‘Robinson Crusoe’ hace unos mil años, y me gustó muchísimo. También recuerdo haber comprado una edición de ‘Moll Flanders’ de segunda mano, gastadísima, que no llegué a leer y que vete a saber tú por dónde andará. Os dejo con la presentación que le hace la propia editorial al libro, porque yo no lo podría decir mejor:

En esta ocasión tenemos el placer de sugeriros un clásico inglés que no envejece, literatura sin fisuras para disfrutar a la sombra de un árbol, o mientras se bebe un té helado.

A mí con la referencia al té helado ya me han conquistado…

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