‘El Castigador: Nacimiento’, el origen de una obsesión

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4 min readOct 4, 2016

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Nacimiento

El Castigador, o Punisher en su alternativa anglófona, es uno de esos personajes extremos de la Casa de las Ideas que realmente retrata el momento que le vio nacer. El vigilante por antonomasia nació en el 74 de manos de Gerry Conway y Ross Andru y originalmente era uno de los adversarios con los que se topa Spiderman. Pero el carisma y las circunstancias históricas hicieron pronto de él un personaje a explotar y en los años 80 se erigiría como uno de los máximos exponentes de lo que representó la era Reagan en la cultura popular norteamericana. Frank Castle se convirtió en el antihéroe, el justiciero fuera de la ley que los lectores buscaban. No obstante, su carrera ha sido algo irregular: ser poco más que la mano ejecutora de la justicia poética dejaba poco margen a quienes tenían que encargarse con él.

Uno de los que escritores que se ha aproximado de manera más exitosa a la figura del Castigador ha sido Garth Ennis. El polémico autor irlandés ya había dado prueba de su genio para la sátira y al mismo tiempo para llevar a los personajes a su límite. Tras su paso por Hellblazer y su puesta de largo con Predicador, Ennis estaba preparado para dar el salto a Marvel. En la primera saga que escribió Ennis decidió tirar por una perspectiva humorística, llena de los excesos que acostumbra con su habitual pareja artística Steve Dillon. Pero en siguientes entregas, Ennis se puso serio y por fin realizó una reflexión certera sobre la naturaleza de nuestro protagonista.

En Nacimiento, Panini abre en la colección Marvel Saga la edición de la etapa de Garth Ennis en la cabecera de Frank Castle. Y lo hace con la miniserie homónima que sitúa al personaje antes de su conversión en Castigador. Ennis elige conscientemente, obviando cualquier cuestión de cronología interna de Marvel, situar a Castle en la guerra de Vietnam. En la guerra que abrió los ojos de Estados Unidos y que hizo perder su inocencia encuentra Ennis el caldo de cultivo perfecto para encontrar las motivaciones del personaje. Castle no es fruto (solamente) de una locura postraumática, sino que hay mucho más detrás. El irlandés, como siempre que se acerca al tema bélico, escribe un cómic muy crítico con el conflicto armado, y su habitual crudeza en este caso está totalmente justificada al mostrar en todo su esplendor los horrores de la guerra. Acompaña a Ennis en esta serie Darick Robertson (Transmetropolitan), que deja de lado su vena más caricaturesca para aportar la seriedad que la serie demanda.

Completan el tomo dos historias cortas, La celda (con dibujos de Lewis Larosa, muy en el estilo de Jae Lee) y El tigre (con John Severin, un dibujante de corte clásico que resulta extraño haciendo superhéroes), dos historias que, aunque posteriores, también ahondan en los orígenes del drama de Frank Castle y completan la visión de un personaje del que, por fin, podemos ver más humanizado.

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Es fácil caer en los excesos con un personaje como el Castigador y convertirlo en una parodia de sí mismo. De hecho, así podría resumirse una carrera de cuarenta años de cómic: un personaje para dar rienda suelta a las fantasías violentas de cada época. Pero Ennis (del que hay que decir que, efectivamente, es lo que hizo en su primera serie) realiza el ejercicio contrario: explorar las intimidades del personaje, al mismo tiempo que consigue elevar su carrera por encima de todos aquellos que pensaban, como yo, que básicamente era el niño malo del cómic mainstream. Ennis ha dado prueba de que puede hacer algo más que el gamberro, y obras como esta (¿quizá su mejor esfuerzo?) lo demuestra.

El Castigador: Nacimiento. Garth Ennis, Darick Robertson, Lewis Larosa y John Severin. Panini, 2016. Tapa dura. Color, 208 pgs. 15€. Cómpralo en Amazon aquí con descuento.

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