‘El fuego nunca se apaga’, de Noelle Stevenson: ventanas con dosel

La creadora de ‘Leñadoras’ incursiona en el género autobiográfico

Josep Oliver
Papel en Blanco
Published in
3 min readSep 17, 2021

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El fuego nunca se apaga

Noelle Stevenson es una extraordinaria autora con una carrera meteórica, y eso que todavía es muy joven. Desde sus inicios en el webcómic con su primer tebeo, Nimona, ha sido responsable o ha participado de éxitos como Leñadoras, y ha estado en los guiones de series como Big Hero 6, la, She-Ra o Patoaventuras.

En El fuego nunca se apaga se recopilan los cómics autobiográficos de la autora, que ella misma había ido publicando en su momento en internet, y constituyen la única, de momento, aproximación, al género de no ficción de Noelle Stevenson.

A pesar de que Stevenson es, como hemos dicho, una gran autora y artista, se nota en El fuego nunca se apaga una cierta inmadurez respecto al género que toca. Hay que matizar esta afirmación: no se trata, en absoluto, de un mal cómic, sino que a nuestro juicio su finalidad era, principalmente, una reflexión para ella misma sobre los años que documenta. Creo que podría trazarse una comparación con el hecho de escribir unas memorias con la intención de que vean la luz y unos diarios personales. En este caso, creo que, aun siendo públicos, los cómics de El fuego nunca se apaga encajan en la segunda categoría. Y es que internet, con el formato blog, desdibujó hace ya más de veinte años la línea entre lo íntimo y lo público, satisfizo el ansia exhibicionista de nuestros fueros interiores.

Con el advenimiento del formato blog, internet desdibujó hace ya más de veinte años la línea entre lo íntimo y lo público, y satisfizo el ansia exhibicionista de nuestros fueros interiores

El fuego nunca se apaga

El fuego nunca se apaga no tiene una pretensión estética, aunque es inevitable en la autora encontrar soluciones gráficas brillantes a cuestiones narrativas, y a pesar de ser un diario personal, Stevenson no termina de contarnos lo que le ocurre (lleva años sintiéndose mal, la diagnostican… pero ¿de qué? No lo sabemos), evade algunas cuestiones que prefiere guardarse para sí misma, por lo que no es un dietario como encontraríamos en Miguel Gallardo… pero volvemos a lo mismo: su intención seguramente no sería la misma. El fuego nunca se apaga es un testimonio del aprendizaje de su autora, en sus páginas vemos bien la evolución de su trazo, pues el cómic abarca casi un década de su carrera.

Ventana abierta, pero con dosel, de la intimidad de la autora, esta obra es una crónica de su vida y de sus experiencias, y una formulación de ese deseo de lo mucho que deseamos que nos lean (y que nos quieran, diría Lorca).

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Filólogo, profesor de Literatura en Secundaria, crítico de cómic en varias publicaciones y coautor del cómic El joven Lovecraft. Bloguero decano en Cisne Negro.