‘El trono de jazmín’, de Tasha Suri, fantasía inspirada en la antigua India

La novela ha ganado el premio World Fantasy 2022

Enric Pujadas
Papel en Blanco
Published in
5 min readJan 23, 2023

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El trono de jazmín

Se espera de la princesa Malini que se arroje a las llamas para redimirse por sus pecados. En un principio no sabemos cuales son esos pecados, pero ella se niega a arder y es enviada por su hermano Chandra, el emperador, a recluirse en un templo, en una lejana provincia. En dicha provincia vive Priya, una sirvienta que oculta un secreto. Fue una de las supervivientes cuando todos los hermanos y hermanas del templo fueron asesinados. Ha intentado olvidar, pero en su interior duerme un poder que despertó en las aguas del templo.

Este es el punto de partida de El trono de jazmín, primera parte de la trilogía Reinos en llamas de la autora británica Tasha Suri. La novela ganó el premio World Fantasy este 2022 y ha sido publicada por la editorial Gamon dentro de su sello de fantasía juvenil Gamon+.

Me adentré en esta novela con algunos reparos. Los World Fantasy no me inspiran la misma confianza que los Hugo o los Nebula y no habría sido la primera vez que me llevo una decepción por ese lado. Además, la etiqueta de Young Adult que tantas ganas tienen los editores de aplicar a cualquier libro de fantasía suele designar productos menos trabajados de la media. Y lo cierto es que las primeras páginas no hicieron mucho por acallar mis miedos. Los personajes femeninos que luchan contra el patriarcado empiezan a ser un lugar común y los personajes resultan un tanto genéricos al principio. En cuanto al mundo inspirado en la antigua India, se queda en unas cuantas pinceladas que no llegan a distinguirla especialmente de cualquier novela de fantasía occidental. Sí, al palacio o llaman Mahal, al templo lo llaman Hirana y las mujeres visten saris, pero son cambios estéticos que no afectan a la trama, que también cae en algunos tópicos. La provincia rebelde que se enfrenta al todopoderoso imperio de fanáticos religiosos. Todo visto antes, solo que de vez en cuando te recuerdan que aquí todo el mundo tiene la piel oscura o muy oscura. La verdad es que durante un buen número de páginas no me sacudí la sensación de estar leyendo una novela del montón. He leído más de una crítica que resalta lo evocadora que es la ambientación, pero las descripciones son breves y superficiales. Está claro que la autora tiene en mente la antigua India, pero tienes que poner bastante de tu parte para imaginarlo como ella espera.

Me pregunto qué tiene que hacer una autora de fantasía para que no la coloquen en las sección de fantasía juvenil.

Empecé a cambiar de opinión por el lugar que menos me esperaba. El romance no suele estar en el primer lugar de las cosas que consiguen que una novela me apasione, pero lo cierto es que la relación entre Malini y Priya, que se atraen pero por las circunstancias no pueden confiar la una en la otra, ha sido una de los grandes aciertos de la autora y ha conseguido dotar a los personajes de una tridimensionalidad notable. Sus defectos no son pequeños, pero sus cualidades redentoras son mayores. (Los romances sáficos abundan en la fantasía últimamente, hace poco ya tuve mi ración en Historias de Xuya, de Aliette de Bodard, que también me pareció muy recomendable). Mientras me preguntaba qué iba a pasar con ese frente, los rebeldes también resultan cada vez más interesantes: resultan estar divididos y tener opiniones muy diferentes sobre quién debería ostentar el poder que oculta el templo, cómo debería usarse y cual es el precio que están dispuestos a pagar.

A medida que avanza la novela el ritmo renqueante de sus inicios se va acelerando y, cuando el conflicto se recrudece, la autora ha conseguido que los personajes implicados nos importen; que entendamos sus decisiones cuando les toca hacer frente a complicados dilemas. Nos mantiene intrigados esperando a que se revelen los misterios que han sido planteados. Suri consigue además dar un cierre satisfactorio a esta entrega, a la vez que deja un planteamiento interesante para la trilogía. Hace que me pregunte qué tiene que hacer una autora de fantasía para que no la coloquen en las sección de fantasía juvenil. Podría argumentarse que el poder que reside en el Hirana da una ventaja a los rebeldes un poco demasiado conveniente. Una solución fácil, caída del cielo, que sí podríamos considerar propia de una novela juvenil. Sin embargo, sabemos desde el principio que la provincia ya contaba antiguamente con ese poder, y los sacerdotes fueron asesinados igualmente, así que ese poder, que acaba convirtiendo a alguno de los personajes en un superhéroe, no es garantía de nada, ni puede usarse sin pagar un precio.

La editorial, por cierto, nos asegura que no van a dejar colgadas ninguna de las trilogías que han empezado a publicar, lo cual, si lo cumplen, es un importante punto a su favor, por que eso de las trilogías de fantasía que quedan inconclusas en España es un problema recurrente que aleja a los lectores de las trilogías, especialmente cuando se trata de autores noveles (Que no es el caso de Tasha Suri, pero como si lo fuese, porque sus dos novelas anteriores no han sido publicadas en nuestro idioma). Espero que no tarden en publicar la segunda entrega (la tercera ni siquiera se ha publicado en inglés) porque en contra de mis expectativas, la novela me ha terminado dejando buen sabor de boca y ganas de más.

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Escritor y guionista. Lector compulsivo de premios Hugo y Nebula. Dolmen acaba de publicar mi último cómic “Las Olimpiadas del Sufrimiento”.