‘¿Amigo o enemigo?’, de Peter Anderson

Ocupación, colaboración y violencia selectiva en la guerra civil española

Eduardo Irujo
Papel en Blanco

--

‘¿Amigo o enemigo?’, de Peter Anderson

«La magnitud de la violencia creó un miedo atenazador»

«El asesinato formaba parte de una campaña propagandística más que de un plan de exterminio»

En el año 2017 la Editorial Comares publicaba, en su colección de Historia, el libro de Peter Anderson ¿Amigo o enemigo? Ocupación, colaboración y violencia selectiva en la guerra civil española, con la traducción de Vicente M. Jaén Águila (la edición original en inglés había sido publicada un año antes). Dentro de la gran tradición de hispanistas ingleses que han escrito sobre el tema, el autor destaca por un profundo conocimiento de las fuentes y su riguroso análisis. «Este libro ofrece una historia de la ocupación durante la Guerra Civil española y analiza la cooperación entre miembros clave del estado y la sociedad».

El libro analiza la situación de tres ciudades en tres momentos: el inicio del golpe -bajo dominio de fuerzas adscritas a la república-, la conquista u ocupación y, por último, la venganza por parte de las fuerzas sublevadas y la connivencia de la sociedad civil.

«Tres rasgos esenciales para la apertura de la caja de Pandora que ayudó a crear nuevos enemigos: el colapso de la seguridad, la polarización que dio lugar a nuevas rivalidades y el embrutecimiento de la población»

El primer caso de estudio es Málaga. Comienza el texto con la historia personal de Carlos Arias Navarro, futuro presidente del gobierno con Franco, que sirve como pauta para el desarrollo de los acontecimientos en la ciudad mediterránea. Se centra en el acoso, ejecución (se estiman unos 2.000 asesinados en los siete meses que van desde julio de 1936 a febrero de 1937) y quema de residencias particulares y destrozos en iglesias y propiedades de la Iglesia Católica. Se cuenta, también, la historia de Porfirio Smerdou, cónsul mexicano que salvó cientos de vidas. Dos personas -dentro de las cientos que pueblan estas páginas- que nos acercan a aquella experiencia y nos permiten conocerla y valorarla.

Tras la toma de la ciudad, se dieron procesos y juicios sumarísimos, incautación de bienes e identificación e información sobre la población, «todo esto contribuyó a la construcción del estado franquista». Se explica de manera concisa cómo surgieron esos mecanismos y el apoyo de la población fue fundamental para poder llevar a cabo la represión sistemática.

«Las autoridades consideraban el sufrimiento como un poderoso indicador de lealtad a la causa franquista»

El segundo caso analizado es una ciudad del norte: Bilbao. En este caso, se hace un seguimiento minucioso de las decisiones que fue tomando el Partido Nacionalista Vasco (PNV) para participar o apoyar a una de las partes en el conflicto. Cuando finalmente unió el esfuerzo bélico a la causa republicana, generó un malestar y desconcierto importante en las fuerzas del bando franquista. Al considerar al PNV un partido católico, no entendían su alineamiento con la II República.

Una vez caída Bilbao y rendidas las tropas, se llegó a un acuerdo con los italianos que evitó el baño de sangre que se produjo en Málaga. «Incluso las fuentes franquistas reconocen que los nacionalistas vascos hicieron un gran esfuerzo por intentar evitar la violencia». En cualquier caso, las autoridades militares franquistas incumplieron los acuerdos y los protocolos internacionales fusilando a un gran número de soldados republicanos vascos.

«Franco consideraba a los vascos como un ejército derrotado que no tenía más opción que rendirse de forma incondicional y encomendarse a la misericordia de los vencedores». Se usaron múltiples artimañas por parte del bando franquista para eludir la Convención de Ginebra.

En el último capítulo de este apartado, se habla del fusilamiento de los curas vascos a manos de los rebeldes y de la inquina que gran parte del carlismo vasco-navarro les profesaba. «Las duras condiciones impuestas a estos curas presos son prueba del deseo franquista de castigar a sus enemigos durante la guerra. Revela además la política franquista de golpear para dividir la unidad de sus enemigos políticos»

Finalmente, la última ciudad tratada en el libro es Barcelona. En el primer capítulo se explora «la relación existente entre la revolución y la represión franquista desde la perspectiva del sufrimiento, la humillación, la pérdida de soberanía y el deseo de venganza que llevó a una considerable cantidad de gente a colaborar con la labor franquista de identificar y castigar a los considerados como enemigos».

Junto con Madrid, fueron las dos grandes capitales que se mantuvieron casi toda la contienda apoyando la lucha de la II República. Al llegar la ocupación franquista, había múltiples ofensas, odios y venganzas en múltiples planos. «El odio al enemigo alimentó una política que priorizaba la obtención de información». Hacia el final de esta sección, se aborda de manera integral el origen de esa información y las motivaciones de parte de la población para colaborar. Se construye así una reflexión general, ya expuesta también en las otras dos ciudades estudiadas, que dota al libro de una solidez y desarrollo sobresaliente. Así «la complejidad de la tarea de distinguir entre amigos y enemigos en una situación donde los matices de la verdad escapaban a la polarización de la clase y la ideología.»

Un último capítulo, corto y conciso, sobre la clasificación de ‘los otros’ (los enemigos) y el sistema construido para sostenerla desde el principio de la contienda. Unas pequeñas pinceladas para sustentar la tesis del libro que, sin esta ingente información y su utilización para la represión en diferentes niveles, el régimen franquista no habría perdurado en el tiempo. Lean este libro, no se arrepentirán.

También te puede interesar:

--

--

Ex-librera, heavy reader. Lector curioso. Arqueólogo, historiador, profesor de secundaria. Papel, historia, libros, memoria.