‘Herederos del tiempo’, de Adrian Tchaikovsky

Todo un regalo para los aficionados a la ciencia ficción dura

Enric Pujadas
Papel en Blanco
Published in
3 min readMay 29, 2023

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Adrian Tchaikovsky empezó su carrera con la saga Shadows of the Apt en 2008. La saga, aún inédita en España, consta de diez novelas. Y esa saga constituye ni la mitad de su producción. Añadimos multitud de novelas cortas, colecciones de relatos y tres trilogías y aún nos dejamos 7 novelas. Sin contar una para el universo de Warhammer 40000. Todo eso en 15 años. Si me hubiese enterado de todo esto antes de leer Herederos del tiempo igual no lo habría hecho. Después de todo, ¿Qué calidad se puede esperar de alguien que escupe palabras a este ritmo? Pues por lo visto mucha. La novela me la venían recomendado por todos lados, y no es para menos. Las críticas negativas siempre son las más divertidas de escribir y de leer, con lo que puede que esta vaya a ser una reseña muy, muy aburrida. Pero si queréis os la resumo: Si te gusta la ciencia ficción dura compra el libro ya.

Herederos del tiempo

Herederos del tiempo parte de una premisa un tanto manoseada: La tierra ya no es habitable. El antiguo imperio llegó a un alto nivel tecnológico pero eso no libró a la humanidad de autodestruirse. Haciendo uso de esa tecnología olvidada, los pocos supervivientes de la tierra construyeron gigantescas naves arcas que transportan a medio millón de seres humanos en busca de un planeta habitable. Se sabe de varios planetas que estaban siendo terraformados por el antiguo imperio. Llegar a uno de ellos y que resulte ser habitable es jugarlo todo a una sola carta, pero es que es la única carta que queda. A veces para que una premisa vista mil veces funcione, solo hay que cambiar cuatro cosas. Tchaikovsky no solo aplica los cambios necesarios, aplica otros cien, cada cual mejor planteado.

Y es que hay una segunda trama, de la cual no quiero desvelar demasiado. Baste decir que hay una civilización no humana en el planeta al que se dirigen los humanos. Mientras los humanos que no están en hibernación resuelven problemas cada vez más acuciantes, esta civilización va progresando de maneras increíblemente originales e imaginativas, incluso reconociendo la influencia confesa de las saga de La elevación de los pupilos de David Brin (que haya un satélite llamado Brin en la historia no es ninguna casualidad). El autor lanza ideas brillantes con las que otro autor habría hecho una novela entera, o una trilogía, y al siguiente capítulo las desecha y te sorprende con una idea todavía más genial, manteniendo el sentido de la maravilla que solo la mejor ciencia ficción consigue todo el tiempo, en un “no se vayan todavía aún hay más” constante. Superándose a sí mismo cuando ya creías que estaba todo encauzado hacia un final más o menos previsible.

Si la parte de los humanos habría sido por sí sola una excelente novela y la de los no humanos es un triple salto mortal con tirabuzón sin pausa, lo que termina de redondear la propuesta es la tensión creciente que conlleva tu conocimiento de que ambas tramas van a colisionar tarde o temprano, con impredecibles resultados. En definitiva, una obra maestra sin fisuras, que puso definitivamente a Tchaikovsky en el mapa al merecerle el premio Arthur C. Clarke. La segunda parte de esta trilogía (que ya está publicada al completo en castellano) Huérfanos de la tierra también le valió un premio, el British Science Fiction Award. No tengáis ninguna duda de que me voy a tirar de cabeza a leerla.

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Escritor y guionista. Lector compulsivo de premios Hugo y Nebula. Dolmen acaba de publicar mi último cómic “Las Olimpiadas del Sufrimiento”.