‘La casa’, de Paco Roca: ejercicio de nostalgia

Papel en blanco
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3 min readJan 1, 2016

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La casa

El padre de José ha muerto. Él y sus hermanos vuelven un año después del fallecimiento a la casa familiar donde crecieron, ahora vacía, para arreglarla y disponerla para su venta. Pero una vez allí los recuerdos, para todos ellos, volverán a fluir: testigo muda de su vida, la casa parece despertar todas aquellas memorias a cada trasto que intentan tirar. Éste es el argumento de La casa, el nuevo cómic obra de Paco Roca, Premio Nacional de Cómic en 2008 por Arrugas. Edita Astiberri.

Dejemos claro desde el principio que Paco Roca es un excelente narrador y que siempre que entrega una nueva obra pasa por encima de muchos de sus contemporáneos. Su Premio Nacional por Arrugas en 2008 fue el espaldarazo definitivo, un reconocimiento por parte de público y crítica que siguió en obras como El invierno del dibujante o más recientemente Los surcos del azar. A eso hay que sumarle también la recopilación que se ha hecho de su trabajo en El País Semanal con sus tomos de El hombre en pijama.

En La casa, el autor valenciano sintió la necesidad de plasmar en el papel, de alguna forma, los sentimientos provocados por la pérdida de su propio padre. La historia, pues, se artícula como un puente entre presente y pasado para crear, por una parte, un retrato de la figura del padre, y por otra, liberar al yo de los sentimientos encontrados fruto de ese fallecimiento.

La muerte del padre y la rememoración de su recuerdo es un tema que ha dado mucho juego en la literatura. Desde clásicos como Kafka o Rulfo a contemporáneos como Paul Auster, Coetzee, o Pamuk, muchos autores han sentido la necesidad de plasmar el enfrentamiento a su propia mortalidad en la pérdida del padre. El cómic tampoco ha sido ajeno a esta idea , y hemos tenido obras como ‘El almanaque de mi padre’ (de Jiro Taniguchi, Planeta), ‘Funhome’ (Alison Bechdel, editada por Mondadori), ‘El arte de volar’ (Kim y Altarriba, de Ponent), ‘El árabe del futuro’ (Riad Sattouf, publicada por Salamandra), ‘Casualmente’, de Fumio Obata (Astroman), ‘Wonderland’ de Tom Tirabosco (Astiberri) o la recientemente reeditada también por Astiberri ’Metralla’, de Rutu Modan, entre otros.

En La casa, Roca plantea ya desde el principio una distancia con la obra eliminando el factor puramente documental y biográfico. A través de esa ficción, y de los diferentes puntos de vista de los personajes, el autor da forma a un relato que, más que centrarse en recuperar y delimitar al padre, se ocupa más bien de contraponer el carácter de los hijos con la figura perdida. Aquí es más importante, pienso, la reflexión de quienes han quedado ahí, que la reconstrucción de una idea paternal. La casa se convierte así en el espacio del recuerdo, que une la reflexión, la (in)comprensión de esas relaciones familiares, con un presente incierto aunque vagamente esperanzador.

El ejercicio de memoria y de emociones de Paco Roca está, como siempre, bien llevado, sin estrépitos ni experimentaciones. Podría haber jugado con las paletas de colores para situar presente y pasado, y no obstante, quizá sabedor de que ya se ha servido mucho de esa técnica, Roca la evita. Estilísticamente, La casa no aporta nada que no hayamos visto ya en nuestro autor. Es más, a pesar de ser muy sentida y personal, quizá no es su mejor obra. Eso sí, queda como una historia efectiva llena de amor y una certera reflexión sobre el paso del tiempo.

La casa. Paco Roca. Astiberri, 2015. Colección Sillón Orejero.
136 páginas. Cartoné. color. 16€. Cómpralo con descuento aquí.

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