‘No Sleep Till Shengal’, de Zerocalcare

Una desgarradora visión de un genocidio reciente

Enric Pujadas
Papel en Blanco
Published in
4 min readOct 20, 2023

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No Sleep Till Shengal

De alguna manera, Zerocalcare había pasado del todo por debajo de mi radar. Lo vi en algunas listas de los mejores cómics del año pasado y de repente no paraba de encontrarlo por todas partes. Leo por ahí que en 2019 ya había vendido más de un millón de cómics, así que debía ser el único aficionado a los cómics que no lo conocía. El estilo de dibujo, muy caricaturesco, no me llamaba especialmente la atención, pero vi Olvida mi nombre en la biblioteca y decidí darle una oportunidad. Me gustó, sin más, pero no me enamoró. No vi nada tan especial que justificara el tremendo éxito comercial, pero ahora sí, Michele Rech, de nombre artístico Zerocalcare, estaba en mi radar.

El autor italiano tiene siempre una perspectiva irónica y lúcida que transmite a la perfección.

Así que cuando volví a poner Netflix después de casi un año sin tenerlo, me llamó enseguida la atención que hubiera no una, sino dos series de animación de Zerocalcare. No adaptaciones de alguno de sus cómics, sino nuevas historias escritas expresamente para Netflix, con una animación que imita perfectamente su dibujo. Cortar por la línea de puntos y, en especial, Este mundo no me hará mala persona sí que me enamoraron. Recomiendo verlas en italiano con subtítulos. Ahí Zerocalcare, que siempre es protagonista de sus historias, parcialmente autobiográficas, nos habla a toda velocidad y la historia tiene que seguir el ritmo de la trepidante narración. Esto me lleva a lo que venía a escribir. Perdón por el largo preámbulo.

Zerocalcare ya había tratado una temática similar en ‘Kobane Calling’.

Convertido ahora en fan del autor italiano, fui a por otro de sus cómics, el No Sleep Till Shengal que nos ocupa, sin tener ni idea de dónde me metía. Me encontré con una obra en una línea muy distinta a los demás, pero con su inconfundible sello personal. El autor sigue siendo el narrador y el personaje central, pero esta vez se trata casi de trabajo periodístico. Sin renunciar a su peculiar sentido del humor no cuenta la dramática situación de la comunidad yazidí, que fue víctima de un genocidio por parte de ISIS, y luego recuperó la ciudad de Shengal y estableció la Asamblea Autónoma democrática de Shengal. Un verdadero prodigio de democracia y tolerancia por parte de un pueblo abandonado a su suerte por todos, atrapado entre Turquía e Iraq y rodeado por todos lados de dictaduras e integristas islámicos.

No Sleep Till Shengal

Zerocalcare ya había escrito una obra de temática similar antes, Kobane calling, que hablaba de Rojava, otra zona autónoma a efectos prácticos en territorio Sirio, que sirvió de modelo a la de Shengal. Es por esa obra que se le invita a visitar Shengal, y la obra empieza cuando lo invitan y cubre todo el viaje a través de Iraq, cuyo gobierno les pone toda clase de obstáculos para llegar al lugar. A esta historia se va intercalando otra, la de una superviviente del genocidio. Tanto una como la otra están contadas con un control magistral de los tiempos, saltando del humor al horror y de vuelta al humor en un equilibrio nada fácil pero que funciona de maravilla, dándote tiempo a asimilar lo que estás leyendo. Su estilo de dibujo, sin dejar de ser reconocible, se adapta un tanto a esta historia más seria para contar nada más y nada menos que lo que ve, con sus lúcidos comentarios y sus neuras habituales. Por el camino, aprovecha para hablarnos de cómo se puede fortalecer una amistad en la adversidad, de revolucionarios dignos de ese nombre y de cómo occidente se ha desentendido de esta tragedia, que está lejos de acabar.

En suma, un cómic imprescindible, que te llega al alma y que hace que un millón de tebeos vendidos me parezcan pocos. Kobane Calling será sin duda el siguiente en caer.

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Escritor y guionista. Lector compulsivo de premios Hugo y Nebula. Dolmen acaba de publicar mi último cómic “Las Olimpiadas del Sufrimiento”.