“Pactarlo todo/ como un milagro”: ‘La verdad es que estoy sola y que estoy ardiendo’, de Laura Ramos

El debut de la poeta asturiana deja ver una voz firme y muy particular

Dalia Alonso
Papel en Blanco
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3 min readDec 12, 2022

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La joven poeta y filóloga asturiana Laura Ramos presenta en La verdad es que estoy sola y que estoy ardiendo (La Isla de Siltolá, 2022) su primera compilación poética. Una apuesta llamativa de la prestigiosa editorial por una autora relativamente desconocida, a la que solo habíamos podido leer en la plaquette Más triste que Naoko (Heracles y nosotros, 2020) y en alguna publicación ocasional.

En la línea de otras escritoras anteriores en su generación, Laura Ramos construye un universo poético profundamente anclado en las voces de poetas anglosajonas como Anne Carson, pero también en el conocimiento de la literatura hispana, lo que la ayuda a superar esa sensación de falsa traducción que a veces tenemos leyendo a autores cuyos referentes también provienen de la pérfida Albión y allegados. Así, aunque el tono y las imágenes se corresponden con ese estilo culturalista y a veces casi coloquial de Carson, el dominio de la lengua castellana demostrado por Laura Ramos hace que nos encontremos ante un ejercicio de poesía magníficamente desempeñado, con eso que algunos llamamos “oficio” y que en muchas ocasiones brilla por su ausencia. No sorprende la estrecha relación literaria que existe entre esta flamante poeta y uno de los grandes maestros de la técnica poética contemporánea como es Rodrigo Olay.

La verdad es que estoy sola y que estoy ardiendo

La voz de Ramos es particular, y también lo es el juego de referencias con el que nos introduce en sus poemas. Tan única que incluso una de las tres partes en que se divide el libro es la narración de un mundo inventado por ella. La tierra de Nonú es un lugar en el que lo personal se mezcla con políticas imaginarias y una mitología que recuerda a La historia interminable de Michael Ende u Olvidado Rey Gudú de Ana María Matute.

No faltan las referencias a los clásicos (Pausanias, un delicioso poema construido a partir de fragmentos de Safo), el trasfondo filosófico y el interés por la literatura como teoría, con breves poéticas (“Si hubiera podido decidir, / habría querido esculpir el agua. Cuando me llegó el momento,/ me atreví con los poetas”). En un libro construido sobre una fuerte base cultural y lectora, la personalidad y la verdad de la voz poética es lo que marca la diferencia, y Ramos lo consigue con creces.

Por expresarlo siguiendo la estela de significado y contenido que interesa a la autora, los poemas de La verdad es que estoy sola y que estoy ardiendo son como iluminaciones medievales: delicadezas envueltas en la forma del poema, crípticas a veces, brillantes y obscuras. Sin duda, un prometedor debut de Laura Ramos.

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