‘Sobre una montaña’, de John D’Agata

Las Vegas: juego, suicidio y residuos nucleares

Eduardo Irujo
Papel en Blanco

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“Estaba claro que, por más que uno apunte hacia algo que parece tener sentido, siempre cabe la posibilidad de que allí dentro no haya nada real”

Inicio aleatorio con tintes justificativos. Las Vegas como paradigma. Hemos visto series, películas y leído sesudos estudios de sociología. Pero nos siguen alucinando, obnubilando y cegando sus luces de neón y violencia descarnada. Sin embargo, este libro Sobre una montaña -publicado en 2014 por la excelente Editorial Dioptrías y con traducción conjunta de Carles Morera e Inmaculada C. Pérez Parra-, nos desubica y deslumbra a partes iguales. Y, finalmente, vislumbra lo inasible de una montaña.

Comienza con un acontecimiento banal: John D’Agata, el autor, viaja con su madre, que se va a mudar a Las Vegas. Allí conoce la existencia de Yucca Mountain (suspendamos el juicio), lugar elegido para almacenar el mayor número de residuos nucleares del mundo. El libro se articula sobre nuestras preguntas cardinales: ¿Quién? ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué? Comienza un recorrido entre crónica periodística, investigación, entrevistas, diario personal que teje una trama poblada de fantasmas, corrupción e indefensión. Un desierto que asiste al crecimiento imparable de una ciudad-juego, cemento-piedra, gris contra amarillo.

“No creo que Yucca Mountain sea una solución o un problema. Pienso que lo que creo es que la montaña es donde nos encontramos, a lo que hemos llegado, un lugar que hemos estudiado más a fondo hasta ahora que cualquier otra parcela de tierra en el mundo y que aun así sigue siendo desconocido, revelando solo la fragilidad de nuestra capacidad para conocer”.

El desamparo, lo inconmensurable, el suicidio aparecen en la narración en un intento de explicarnos, de acercarnos a aquello que nos produce miedo, incertidumbre y absoluto desconcierto. Ese futuro que tejemos con esos mismos mimbres y que D’Agata nos presenta en una prosa por momentos irónica, sobre todo cuando comienza las enumeraciones, sirviéndose de un lenguaje científico que no tiene respuestas ni soluciones para el problema de los residuos, pero que utiliza como contrapartida a un discurso oficial huero y tramposo.

“Abría y cerraba intermitentemente la carpeta mientras hablábamos, ablandando los datos antes de moldearlos en forma de historias”

Así, mismo el hilo conductor del autor es flexible, se amolda a los espacios: visita el centro de la montaña, entrevista al forense de Las Vegas, en la camioneta, con su madre. Ese devenir en un espacio jalonado de carreteras, señales confusas, se convierte en un aprendizaje e, incluso, en un sentimiento de pertenencia (más espiritual que físico). Y en esa amalgama de residuos nucleares, juego, suicidio (Las Vegas tiene la tasa más alta de EE.UU), urbanizaciones y desierto consigue un libro intimista y conmovedor, una llamada de atención al sinsentido y la corrupción. En definitiva, un mensaje que (al igual que las señales que se imaginan para delimitar en los próximos 10.000 años el cementerio de residuos nucleares) desentrañamos y comprendemos en su vano intento de prevenirnos del desastre. Habrá que volver muchas veces al texto para desentrañar sus diferentes capas. Y lo haremos, seguro.

John D’Agata: Sobre una montaña, Madrid, Editorial Dioptrías, 2014.

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Ex-librera, heavy reader. Lector curioso. Arqueólogo, historiador, profesor de secundaria. Papel, historia, libros, memoria.