‘The Elementals’, de Michael McDowell

Escalofriante terror a pleno sol, por el autor de ‘Blackwater’.

Aitor Poza
Papel en Blanco

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Ante el éxito en ventas que ha culminado la hábil campaña de marketing de Blackie Books después de que tomaran la valiente decisión de publicar la saga Blackwater de Michael McDowell, no puedo sino alegrarme, por mucho que mi respuesta se ha limitado a levantar un muro de contención en torno al hype, las reseñas y las fotos que asolan las redes estos días, y por otro lado recuperar otra novela del mismo autor, a la que le había puesto una diana encima hará cosa de un año. Lo cierto es que Michael McDowell está en boca de todas estos días (aunque por lo general asociado a Bitelchus, Pesadilla antes de Navidad o la mencionada Blackwater), así que con esta reseña me gustaría arrojar un poquito de luz sobre una de las mejores novelas de terror con casa encantada que he leído.

Vaya por delante que esta reseña de The Elementals corresponde a la última edición norteamericana, publicada por Valancourt Books. Sí que existe una edición en castellano, publicada por la editorial argentina La Bestia Equilátera, con prólogo de Mariana Enríquez, pero aquí sólo se puede conseguir a través de Amazon, lo cual, en estos casos siempre me deja claro encargar mi copia en una librería. Valga este rodeo para ver si alguna editorial de casa se decide a investigar cómo están sus derechos de publicación, porque quizás sería una apuesta prometedora su atendemos a la situación actual del mercado y teniendo en cuenta que el autor no tiene nada más publicado por estos lares.

The Elementals se enmarca dentro del terror de tradición gótica sureña, y más concretamente del subgénero de casa encantada, con la salvedad de que el terror, en esta novela, prefiere la luz a la oscuridad. La mayor parte de la historia transcurre en Beldame, un conjunto de tres casas victorianas ubicadas en el extremo occidental de una extensa península del estado de Alabama, construidas directamente sobre la arena y apenas a unos metros de las aguas del Golfo. Un escenario aislado pero que invita a sacar la toalla de la playa, nadar y zamparte unos cangrejos regados con cerveza bien fría. Lo cierto es que las vívidas descripciones de McDowell ayudan a capturar a la perfección la esencia de los días luminosos y calurosos que Dauphin Savage ha escogido para desconectar de los difíciles momentos que han seguido a la muerte de su madre y matriarca de la familia. En su retiro le acompañan los McCray, cuya hija, Leigh, es su esposa.

McDowell, quien parece empeñado en The Elementals en romper con el tono habitual de una novela de terror, a menudo recurre al humor, muy presente en los geniales diálogos, especialmente en los de los McCray, una familia cuya disfuncionalidad contrasta con el conservadurismo sureño; ése del que parecen huir Luker, amigo de la infancia de Dauphin, e India, su hija, cuya madurez contrasta con sus trece primaveras. De hecho he de admitir que estos dos personajes, junto al de su madre/abuela Big Barbara, se ganaron mi simpatía desde el minuto cero.

La novela oscila entre el peso de las relaciones familiares y el componente de terror, que también difiere del que acostumbramos a hallar en una casa encantada, y del que prefiero no revelaros nada. Pero es de justicia deciros que McDowell sabe muy bien lo que se hace, lo cual le hizo merecedor de elogios por parte de otro de los grandes, Stephen King.

Michael McDowell

El pulso narrativo de McDowell en The Elementals es sobresaliente. Opta por dosificar el suspense al principio del libro para luego coger velocidad y culminar en un final vertiginoso que no da tregua al lector, sin perder de vista nunca el objetivo de helarnos el espinazo, lo cual consigue con una pasmosa facilidad, e incluir una cáustica crítica social.

En definitiva, estamos ante una obra atípica de terror pero tremendamente efectiva en su planteamiento y ejecución, a la par que poseedora de una cualidad cinematográfica que haría de ella una increíble película del género. The Elementals es una de las mejores lecturas en lo que llevo de año, que ha conseguido poner bajo mi radar a su autor, Michael McDowell. Sí, ése mismo, el de Blackwater, la saga de moda.

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Combino la docencia en un instituto público de secundaria con un interés personal por promover la lectura. Sólo escribo acerca de lo que me gusta, sin spoilers.