‘Trinity’: la novela gráfica sobre el Proyecto Manhattan

Eduardo Irujo
Papel en Blanco
Published in
4 min readDec 15, 2023

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«El proyecto resultaría ser una de las apuestas más costosas y de mayor envergadura jamás emprendida por el hombre.»

«En esas fracciones de segundo, la luz atómica era todavía intemporal e indiferente, como el mismo universo.»

Puntos de luz. Una mirada que se pierde en el espacio y el tiempo. Fuego y destrucción. Testigos de un siglo terrible. Un hongo se disipa en el cielo.

Ilustración de cubierta de Jonathan Fetter-Vorn [Foto E.I.]

Trinity. Historia gráfica del Proyecto Manhattan, de Jonathan Fetter-Vorm y Michael Gallagher, publicado originalmente en 2012, la trae la incipiente e interesante Editorial Big Sur en este año (2023), con la traducción de Maryflor Suárez, coincidiendo con el estreno de la película de Nolan Oppenheimer [añadir gif de Homer: ¡¡Me aburrooooo!!].

Primero, debemos resaltar la capacidad de síntesis y explicación de términos científicos complejos con la suficiente sencillez y cercanía para entender los retos y problemas que surgieron durante la manipulación, desarrollo y culminación de la bomba atómica. Sumar que la novela gráfica, dibujada en blanco y negro, con profundas sombras y un fondo oscuro, envuelve y abraza a los y las protagonistas, dibujadas con veracidad (son reconocibles sus rasgos, según fotos y videos de la época). El trazo siempre se centra en la escena principal y provoca profundidad y hermetismo.

Al comienzo, nos narra los avances y descubrimientos necesarios desde finales del s.XIX para llegar a la construcción del arma más terrible hasta ese momento conocida. Un repaso de historia de la ciencia ameno y riguroso que, con unas pocas pinceladas, nos introduce en el contexto de la historia.

Tras la llegada al poder de los nazis, el físico Leo Szilard es consciente del potencial peligro que supone el desarrollo de la energía atómica. El inicio de la II Guerra Mundial provoca que los alemanes tengan acceso a la mayoría de minas de uranio del mundo al conquistar Bélgica. Sin embargo, hasta la entrada de Estados Unidos en la guerra, tras el ataque japonés en Pearl Harbour en diciembre de 1941, no comenzaría uno de los mayores programas de la historia: el Proyecto Manhattan.

Interior del cómic, ejemplo de explicación científica [Foto E.I.]

«De alguna forma, un trocito de metal brillante se transformaría en la mayor explosión producida por el hombre. Y el secreto de tal transformación involucraba nada menos que las mismas fuerzas que crearon el universo. Para esta bomba hacía falta un visionario»

A lo largo del cómic, el autor nos va narrando las vicisitudes a las que se enfrenta J. Robert Oppenheimer por sus ideas políticas y las suspicacias del entramado político-militar del gobierno estadounidense. En dos páginas, el autor nos explica las cualidades, virtudes y fallos del genio. Además de su carrera, eso sí, «siguió siendo un enigma, incluso para los que lo conocían más». Continúa con cómo se fueron construyendo distintos complejos a lo largo del territorio, en grandes áreas desiertas y su epicentro, Trinity.

«El resto del mundo se desvaneció en la oscuridad. Solo hubo aquella luz.»

Investigación, muchas cartas y viajes, la conjunción de diversas ramas científicas, militares, un presupuesto desorbitado para la época y un país en guerra, miedos, errores, tensiones. Como un thriller complejo e intenso, nos lleva por las horas previas a la detonación de la primera bomba atómica en el desierto de los Álamos hasta el final de la guerra y el desarrollo del artefacto nuclear en otros países. Sucesivos flashbacks nos cuentan las ingentes horas de trabajo, pruebas y ensayos que se tuvieron que dar para que la ‘reacción’ tuviera lugar. Después del éxito de las pruebas, somos testigos de cómo se utilizó sobre las ciudades japonesas para terminar con la II Guerra Mundial (al igual que, anteriormente, las bombas incendiarias lanzadas por los aliados). En ese momento, los científicos y civiles que participaron en su creación llegan a ser conscientes de lo que han construido.

En definitiva, un argumento sólido, con un excelente guion y una gráfica bella y desoladora, nos conduce y orienta de manera clara por el intrincado y enmarañado proceso. Un logro nada desdeñable. Una lección de historia. Una lectura necesaria y un excelente regalo para las fechas que se avecinan. Sobre todo para quienes tienen interés en la historia y la ciencia. Además, como dice el propio autor al final del libro: «En su mayoría, esta publicación es un trabajo de historia. Esto significa que la mayor parte de los diálogos de los personajes principales de este libro se han tomado de registros escritos».

«Supimos que el mundo ya no sería igual. Unos rieron. Otros lloraron. La mayoría guardó silencio. Recordé un verso del texto hindú Bhagavad Gita: “Ahora me he convertido en la muerte, la destructora de mundos”»

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Ex-librera, heavy reader. Lector curioso. Arqueólogo, historiador, profesor de secundaria. Papel, historia, libros, memoria.