‘Un noruego en el Camino de Santiago’, de Jason
Fiel a su cita anual con los lectores, Astiberri edita la última obra de Jason, que en esta ocasión tiene que ver con nuestro país: Un noruego en el Camino de Santiago cumple lo que promete: el viaje de peregrino que realizó su autor por nuestras tierras.
Cada año, miles de personas se lanzan a recorrer el Camino de Santiago. Sea uno creyente o no, empiece el trayecto en Francia, en la frontera, o ya en España, el Camino se ha convertido ya en una especie de promesa que hacerse antes de morir, una prueba de autosuperación que ponerse a uno mismo. Algo así como lo que los mallorquines hacemos, a pequeña escala, con el Lluc a Peu (el peregrinaje a pie desde Palma hasta el Santuario de Lluc, en plena Serra de Tramuntana, en una sola noche). Confieso que siempre me han admirado ambas gestas. Si yo no llegaría ni a Inca, qué decir del peregrinaje hasta Santiago. Por eso admiro aún más a la gente que tiene la determinación de plantearse (y terminar) ese reto.
Así que Jason, al cumplir los cincuenta años, se encuentra “a la mitad del camino de nuestra vida”, por decirlo como Dante, y decide celebrarlo de una forma especial. Suponemos que es la crisis de la mediana edad un poco atrasada: “Era esto o comprarme un Porsche”, bromea el propio autor en la obra. Decide partir desde San Juan del Puerto hasta Santiago, y si hay fuerzas, llegar a Finisterre. Siendo nuestro autor de un típico carácter nórdico, la gesta será realmente notable. Un noruego en el camino de Santiago es la crónica en forma de cómic resultante del cerca de un mes que Jason se pasó en ruta por los caminos de nuestro país.
Esta experiencia, pues, le hace a Jason poder **cambiar de registro en su obra**. Si normalmente se maneja bien en el campo de la ficción, sobre todo en las distancias cortas (recordemos sus interesantes ’La momia misteriosa’ o ’El loro de Frida Khalo’, donde el conjunto funcionaba como un popurrí de elementos de la cultura popular entremezclados de forma original y de los que ya os hemos hablado en Papel en Blanco, esta nueva obra supone un ejercicio de reflexión y selección de material. Ahora, el propio autor es el protagonista; él, y sus pensamientos, porque a pesar de conocer a mucha gente, Un noruego en el camino de Santiago es una historia sobre la soledad y uno mismo, y sobre todos los pensamientos que genera en ese camino.
En este sentido, la obra conecta con obras como El caminante de Jiro Taniguchi: en ella, aunque sea de forma inconsciente, se apela al tópico de homo viator. El viaje, el camino, funciona como una metáfora de la vida en la que lo importante no es el final, sino el trayecto. El propio peregrinaje ya es, por sí mismo, una realización, una escenificación de ese tópico medieval. Y ese trayecto, la naturaleza, las personas que el autor se va encontrando, son las que generan un hilo conductor de los pensamientos que, en el fondo, son los protagonistas de la historia.
En lo formal, Jason sigue ciñéndose a una estructura muy cerrada de cuatro viñetas por página y a sus personajes animales antropomorfos: su marca de la casa. Para Jason, el viaje que emprende es no sólo de autorrealización (¿será capaz de relacionarse con los demás y ser algo más… mediterráneo? Ésa es una de las claves del libro que se ve desde la primera página, que podéis leer arriba) sino también descubrir el motivo por el que los demás hacen el Camino. Es curioso como esa mentalidad nórdica termina encajando con lo que vive en el trayecto.
Así pues, esta última obra de Jason no tiene un valor documental, lo importante no es el viaje que realiza. No, porque a Jason le interesa poco documentar su viaje gráficamente, ni tenemos viñetas que busquen retratar allá por donde pasa. Lo más interesante, creo, es ver cómo el autor se enfrenta a él, en un camino que se antoja más duro desde el punto de vista psicológico que no desde el agotamiento físico (las ampollas, las chinches, el lavar los calcetines…). Es por algo que las referencias a la película El camino de Emilio Estévez, aparecen una y otra vez: ante la ficción del film, Jason nos propone otra, quizá más cerca de la verdad que aquella. En todo caso, un agradable cambio de registro que quizá desemboque en más títulos interesantes.
