W. W. Jacobs o la supervivencia de una pata de mono

L’Arcà nos trae uno de los relatos de terror más adaptados en la antología ‘La pota de mico’, dedicada a un autor que sobresalió en su época, paradójicamente, como escritor humorístico

Aitor Poza
Papel en Blanco

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Decir que Alfred Hitchcock, Stephen King, Christopher Lee, Orson Wells y Matt Groening tienen en común una pata de mono acaso pueda parecer un tanto extraño, pero lo cierto es que todos ellos, en un momento u otro, han participado en la adaptación de un cuento de terror, La pata de mono, uno de los relatos de suspense que más veces ha sido adaptado en la historia, desde el teatro al cine, pasando por la pequeña pantalla, sin olvidar los tebeos y hasta ¡una ópera!. Es, también, por el que se conoce, casi de forma exclusiva, a su autor, W. W. Jacobs.

Todo un clásico, ahora disponible en catalán gracias a Laertes

Este relato es el que da título a una antología breve, La pota del mico i altres narracions, editada en 2019 y en catalán por Laertes, dentro de su colección L’Arcà (aunque también lo editó antes y en castellano Valdemar, tanto en sus colecciones Gótica como Diógenes). El libro, que cuenta con poco más de un centenar de páginas, nos trae otras cuatro historias de suspense (Jerry Bundler, El pou, La casa del peatge i La interrupció) que oscilan, a veces de forma muy ambigua, entre el relato sobrenatural y el psicológico. Es por este maridaje de géneros relacionados con el suspense y el terror, que se recuerda especialmente a W. W. Jacobs, quien por lo demás se labró en su época una merecida fama de escritor humorístico que acostumbraba ambientar sus obras en ambientes marineros, fruto de su bagaje vital. Y es que en estos cinco relatos, el humor, a pesar de la lóbrega o inquietante temática, no sólo no se halla ausente, sino que se convierte, para el lector, en un compañero amable, que bien irrumpe en la escena con sutilidad y aire fortuito, pretendiendo ganarse nuestra complicidad, como también puede pretender arrastrarnos, con tentadoras promesas de diversión asegurada, en pos de alguna loca aventura.

W. W. Jacobs

Otro de los puntos fuertes de estos relatos es la sobriedad estilística y un minimalismo narrativo donde se prioriza la acción, sin dejar a relucir pobreza o sencillez. La efectividad de su prosa suscita cierto debate, por lo que he leído en la red, pero en lo que a mí se refiere, encuentro que la mayoría de las historias reunidas en la antología gozan de un ritmo envidiable y, a pesar de que el lector avezado puede acaso anticipar alguno de los desenlaces, Jacobs se las arregla para introducir algún giro o matiz final que hace que nos quedemos con muy buen sabor de boca casi siempre. Así, hasta la más floja en mi opinión, El pou (El pozo), juega con acierto con el lector, regalándonos una descacharrante escena final que envuelve un final por lo demás predecible. Por otro lado, las mejores incluyen, además de la que da título a la antología, La casa del peatge (La casa del peaje) y L’interrupció. Si en el primero W. W. Jacobs explora el género de las casas encantadas, consiguiendo una convincente atmósfera y un escalofriante clímax aun contando con ese tono humorístico que le caracterizaba, en el segundo asistimos al perverso juego que se establece entre un marido homicida y su ama de llaves que, conocedora del secreto que esconde su señor, decide chantajearlo, Estos relatos, o el de Jerry Bundler, que sería adaptado a una obra teatral por el propio Jacobs, demuestran el talento que este autor tenía en la construcción de diálogos, que se convierten en vertebradores de la acción y facilitadores de la trama.

Hasta Stephen King le dio una vuelta al clásico en su ‘Pet Sematary’

Todas los elementos anteriormente presentados confluyen en La pota del mico, ayudándonos a entender por qué este relato ha cautivado a tantos creadores a lo largo del tiempo. En él, una pareja de avanzada edad que viven con su hijo, los White, reciben la visita de un antiguo amigo, oficial del ejército recién llegado de la India, que les cuenta una extraña historia sobre un amuleto (una pata de mono), que, según él, es capaz de conceder tres deseos a su propietario. El militar, resentido hacia el singular objeto, lo arroja a las brasas de la chimenea, aunque éste es rescatado por el crédulo anciano. A partir de aquí se construye una memorable historia sobre el destino, la fatalidad y las consecuencias accidentales de nuestros actos, temas sugerentes y de manifiesta universalidad que, aunados a la pericia del autor, la han convertido en el objeto inspirador de numerosas adaptaciones con las que abría este artículo (la más reciente, quizás, la última versión cinematográfica de Cementerio de animales, basada en la novela de Stephen King y cuya trama bebe directamente del cuento de W. W. Jacobs), así como en el relato por el que más se conoce a este autor hoy en día.

La pata de mono garante de deseos como parte ya de la iconografía popular

Tanto si sois amantes de las historias clásicas de fantasmas, como si sólo buscáis algo corto que os haga pasar un buen rato en Halloween (algún escalofrío mediante, por supuesto), y de paso os regale alguna sonrisa (el mismísimo Chesterton alabó a Jacobs y su sentido del humor, que calificó de “salvaje, pero saludable”), posiblemente La pota del mico i altres narracions, de Laertes editorial, sea una opción a tener en cuenta.

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Combino la docencia en un instituto público de secundaria con un interés personal por promover la lectura. Sólo escribo acerca de lo que me gusta, sin spoilers.