“Y hacerse de nuevo a la mar”: ‘No todos volvimos de Troya’ de Maru Bernal
Un poemario clásico en todos los sentidos de la palabra
La poeta y profesora de latín y griego Maru Bernal (Barcelona, 1964) publica con Reino de Cordelia el libro que la llevó a alzarse con el XXV Premio de Poesía Ciudad de Salamanca. Nacida a la vera del Mediterráneo pero afincada junto al mar Cantábrico desde hace varias décadas, la autora sigue la estela de muchos poetas de formación clásica y dedica sus versos a la renovación de los inagotables textos grecolatinos.
Admiradora de otros renovadores anteriores, como Christa Wolf o Álvaro Cunqueiro, Bernal divide su propuesta en tres secciones: “In illo tempore”, dedicada a los mitos fundacionales; “De viejas culpas y nuevas redenciones”, centrada en los personajes de la tragedia griega; y finalmente “Homérico mediterráneo”, donde el padre de la literatura occidental y su obra se convierten en el foco de la narración.
Y es que se trata de un libro que tiene mucho de narrativo y, desde luego, mucho de teatral. La autora ya se presenta en su biografía como amante practicante de la disciplina del teatro, algo que se deja ver con claridad en sus versos. La mayor parte de sus poemas se acercan a eso que solemos llamar monólogo dramático y consiste, fundamentalmente, en que un personaje que explícitamente no es el autor sea la voz cantante del texto, el yo poético. Así, en sus páginas oímos hablar a las Moiras, a Dafne, a Orestes y a Egisto, entre otros, ya sea en primera persona o por parte de un narrador omnisciente, casi siempre renovando el punto de vista que nos ha sido mostrado en los textos antiguos. Encontramos a una Antígona que cuestiona si su valentía merece la pena (“Al relente de la madrugada/ divisó a los guardias, / recordó el edicto, /pensó que quizá, / después de todo, / ninguna ley era tan divina/ como para dejarse/ la vida en el intento”), la isla de Circe transformada en un resorte vacacional abandonado al final del verano (“Los lugareños recobran la rutina perdida, / los pueblos se vacían, el puerto se adormece, / rebullen los bancos de kalamari/ donde antes sesteaban veleros./ Un corro de severas Circes flota en el agua,/ albatros con pamelas;/ la perfecta quietud/ que invita a la tertulia y al backgammon), y otras muchas cosas más. Todo un mapamundi propio bien anclado en el antiguo Mediterráneo, una teogonía personal.
No todos volvimos de Troya se trata, en definitiva, de un libro clásico en todos los sentidos de la palabra: la infalible fórmula de volver a los autores fundacionales de Occidente que, unida a un gusto por la palabra y algunas iluminaciones felices, hace de este un poemario redondo.
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