‘Yo, Julia’, de Santiago Posteguillo, novela histórica o historia novelada

Enric Pujadas
Papel en Blanco
Published in
5 min readOct 24, 2022

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Yo, Julia

Puede que mis expectativas con este libro fueran demasiado altas. He sido un fan entusiasta de Santiago Posteguillo desde que cayera en mis manos su trilogía sobre Escipión el Africano, y aunque puede que su segunda novela, Las legiones malditas, siga siendo mi favorita, lo cierto es que nunca me había defraudado. Su siguiente trilogía, sobre Trajano, solo lo confirmó como uno de mis autores favoritos de novela histórica. Además, la premisa pintaba muy bien. Narrar los hechos que llevarían a Septimio Severo a ser emperador desde el punto de vista de su esposa, Julia Domna, reivindicando así el lugar de la mujer en la historia. Que la novela ganara el premio Planeta en 2018 tampoco podía hacer daño, ¿verdad?

Además, nada más empezar el planteamiento resulta de lo más prometedor. El narrador, el famoso médico Galeno, nos dice que va a narrar la vida de Julia Domna ordenada según los que fueron sus grandes enemigos, nada menos que cinco emperadores. Que la novela se titule Yo, Julia, en clara alusión al Yo, Claudio de Robert Graves y sin embargo no esté narrada en primera persona me resultó un tanto sorprendente. Y ya puestos, la elección de Galeno (al que no se le conoce ningún escrito que no verse sobre medicina) como narrador, puede parecer un poco pillada por los pelos, pero yo confiaba en el escritor valenciano. ¿Qué podía salir mal?

Empieza la novela en el último año de reinado del infame emperador Cómodo, celebre por ser el villano interpretado por Joaquin Phoenix en Gladiator, además de por su creciente paranoia y su obsesión con los gladiadores. Julia Domna y otras dos mujeres, viven en Roma amenazadas por el emperador por el mismo motivo, son las mujeres de los tres gobernadores de provincia que tienen bajo su mando tres legiones, lo que los podría llegar a convertir en una amenaza para el emperador. Estos tres hombres son Septimio Severo, Pescenio Nigro y Clodio Albino. Puede que el lector poco habituado a la novela histórica piense que se va a hacer un lío con estos nombres. Está claro que Posteguillo pensó lo mismo, porque estos tres nombres, cuáles son las provincias que gobiernan y el hecho de que cada uno está al mando de tres legiones y por ello son una amenaza potencial para el emperador, se nos recuerda cada cinco páginas, hasta llegar a un punto en que parece una parodia.

Portada de ‘Yo, Julia

Otro detalle que se nos repite hasta la saciedad es que Julia no solo es hermosa, sino que también es decidida e inteligente. Nada más empezar la novela Galeno ya nos dice que a su entender Julia determinó en gran medida el destino del imperio, pero no está solo. Literalmente todo personaje que se acerca a ella, nada más conocerla, piensa lo mismo para sus adentros o se lo comenta a otra persona. Posteguillo está enamorado del personaje, y la convierte en una Mary Sue de manual. Un personaje tan perfecto y tan rebosante de virtudes que terminas cogiéndole manía. Su único defecto podría ser su ambición desmedida, pero incluso eso se acaba presentando como una virtud. Y eso que poco menos que provoca una guerra para asegurarse de que sus hijos, aún niños, son nombrados herederos. Pero eso no importa, porque además de ser bella es decidida e inteligente, por si no lo había mencionado en este párrafo. También podría decirse que es un personaje plano y monotemático, al que solo le preocupa el tema de la sucesión.

Los hechos históricos que se narran en ‘Yo, Julia’ son tan interesantes que acuden al rescate del escritor valenciano

Que la novela nos muestre también la perspectiva de sus enemigos es un acierto casi siempre, pero hay momentos delirantes como ese en el que Septimio Severo, Julia y sus personas de confianza discuten la situación política y estratégica, para que acto seguido se nos muestre como Clodio Albino y su corte repasan exactamente los mismos datos, llegando a exactamente las mismas conclusiones. No si este nivel de repetición tiene algo que ver con el premio Planeta. Intuyo que tal vez mientras escribía el autor ya apuntaba a ganar ese premio y pensó que tenía que hacer la novela asequible a un público más amplio que el lector habitual del género. Hace que me pregunte si el premio sí que podría haber hecho daño.

Sin embargo, tengo que reconocer que la novela no merece una crítica tan negativa (es tan divertido escribir críticas negativas que me he dejado llevar un poco). Lo que muchas veces se le critica a Posteguillo, que lo que hace no es escribir novelas históricas sino novelar la historia, creo que es precisamente su punto fuerte. Y es que los hechos históricos que se narran son tan interesantes que acuden al rescate del valenciano. Cuando ya pensaba que si alguien volvía a decir lo guapa y lista que era Julia iba a tirar el libro por la ventana (no lo tiré porque el Kindle vale una pasta y tengo otros libros dentro) es la parte divulgativa, la de simplemente narrar los extraordinarios hechos que sucedieron, esos que te hacen sorprenderte cuando averiguas que las cosas que parecen más increíbles son las que pasaron de verdad, la que me atrapó y me devolvió a la novela que, incluso con sus errores de novato que se le presuponen superados a un escritor consagrado, es muy disfrutable.

Los complots, los asesinatos, las intrigas en el senado y las batallas épicas, todo lo que el lector asiduo al género espera está ahí y brilla tanto como en otras novelas del autor; pero esa premisa tan interesante, la de resaltar el papel de la mujer en la historia del imperio romano, le sale rana; acaba siendo lo peor de la novela y solo nos hace recordar con nostalgia a aquella espléndida Livia que Robert Graves convirtió en el personaje más memorable de Yo, Claudio, y a la que probablemente trataba de emular Posteguillo en Yo, Julia. Las alabanzas de Julia Domna concluyen en una segunda parte Y Julia retó a los Dioses que seguramente acabaré leyendo, pero después de darle un tiempo de reposo, porque no dudo que los dioses también considerarán que Julia, además de hermosa, es inteligente y decidida.

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Escritor y guionista. Lector compulsivo de premios Hugo y Nebula. Dolmen acaba de publicar mi último cómic “Las Olimpiadas del Sufrimiento”.