‘Ángeles fósiles’: Alan Moore reivindica la magia

Papel en blanco
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4 min readApr 26, 2014

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Cuando cumplió 40 años, Alan Moore anunció a sus amigos que en adelante iba a dedicarse a la magia. El que había sido uno de los escritores más importantes para el cómic de toda su historia, si no el más importante, con obras tan importantes como ‘V de Vendetta’ o ‘Watchmen’, daba un giro a su carrera, aunque no tan extraño como parecía aparentar. De hecho, era una consecuencia más bien lógica de lo que había ido aprendiendo durante toda su carrera. ¿Otra de las rarezas del de Northampton? Como dice Eduardo L. Hinton en ‘El fuego divino’,

Por supuesto, quien lo vea por primera vez pensará de él que es el tipo más freaky que se ha podido encontrar. Y eso está bien.

En 2002, Moore escribió ‘Ángeles fósiles’ y estaba previsto que apareciera en la revista ocultista ‘Kaos’, dirigida por un amigo personal del escritor. Desgraciadamente ‘Kaos’ cerró y el artículo quedó inédito, aunque fue recuperado más tarde por otras revistas underground y adquirió el estatus de culto. La Felguera Ediciones ha recuperado ese artículo, que condensa muy bien el pensamiento actual de Alan Moore, en una publicación sencillamente fantástica.

‘Ángeles fósiles’ viene prologado por un muy interesante texto de Servando Rocha titulado ‘El hermoso hechizo de los magos anarquistas’. En él, nos cuenta cómo, en un primer estado de la Humanidad, la magia era la ciencia del todo: los chamanes eran los “técnicos de lo sagrado”, y eran los encargados de interpretar la naturaleza e intermediarios de la divinidad, eruditos en diversas materias, pero sobre todo, los que conectaban las fuerzas que rodean al hombre con éste. Todo eso terminó con la llegada de los cultos monoteístas, sobre todo con el cristianismo, que relegó a todos aquellos hombres que creían en las fuerzas de la naturaleza a seguidores del Diablo. Pero las remotas tradiciones perduraron en la alquimia medieval y renacentista.

El prólogo de Rocha sigue con diversas consideraciones sobre Moore que no os quiero estropear; lo importante es que da pie al texto en sí de Alan Moore. Él también revisa las raíces chamánicas de la magia como forma de mediar con un universo hostil para el hombre:

En esas circunstancias, no cuesta imaginar que la magia representaba originalmente una realidad integrada, una visión del mundo en la que quedaban subsumidas todas las demás: la caza, la procreación, protegerse de los elementos o pintar en las paredes de las cavernas. Una ciencia de todo (…)

Alan Moore distingue entre la magia primitiva, la de los alquimistas o John Dee, que considera una fueza activa y bullente, llena de significado, con la del XIX, la del ocultismo, espiritismo, la Golden Dawn y otras sectas, que aunque persigue un fin pragmático, es básicamente un conjunto de ritos anquilosados que sólo tienen como finalidad recordar el pasado.

Y es por eso que hace una llamada a la transformación de la magia. Si consideramos, como Crowley, que la magia es el arte de producir cambios en la realidad conforme a la propia voluntad, es decir, obtener cierto grado de poder sobre la realidad, Alan Moore concluye que la magia debe ser arte y el arte debe ser magia. El mismo hecho de que un artista sea un creador, un demiurgo, ya nos puede dar pistas sobre lo que Moore piensa. La música, las performance, la pintura, la danza o la poesía son parte del repertorio de trucos mágicos que empleaban los chamanes para transformar las mentes. La ópera tiene su base en la alquimia, por cuanto los que la concibieron buscaban aunar en una todas las demás artes. ¿No es indiscutible que obras como las de Borges, Philip K. Dick, Escher o el grupo Alcest tienen más probabilidades de convencer a alguien de adoptar un punto de vista mágico sobre la realidad que cualquier superchería relacionada con lo que entendemos popularmente por magia?

¿Y cómo se hace eso? Creando. Moore pone el ejemplo de la técnica que ha estado siguiendo desde que la descubrió en ‘From Hell’: la psicogeografía. El estudio pormenorizado de una ubicación concreta (sea Londres, en el caso de la novela gráfica citada, o Northampton en sus últimas obras) da lugar a una visión general del macrocosmos, revelando las relaciones, invisibles y eternas, que hay entre lo particular y lo general.

La apuesta de Moore no es estrictamente original; las relaciones entre magia y arte en realidad son muy diáfanas, pero su punto de vista es muy interesante. Es una vuelta de tuerca a la cuestión, un golpe bajo al materialismo cientificista. No se trata de reivindicar a conejos saliendo de una chistera: estamos hablando de un sistema filosófico que ve en la poesía un poder mágico, transformador. Entendiendo el arte como magia, devolvemos al mago los poderes chamánicos que tenía en sus orígenes.

La edición de La Felguera del texto es simplemente impecable: tanto por la traducción, anotación y prólogo, como por la profusa ilustración con los más variados grabados, dibujos y fotografías relacionados con el mundo de la magia.


‘Ángeles fósiles’ es una piedra de toque, quizá una obra menor en la trayectoria de Moore pero sí una síntesis brillante de su pensamiento. Un libro recomendadísimo, y sin duda, para este servidor, de lo mejor del año.

Finalmente, y como prueba de los poderes de Alan Moore, os dejo este video, en el que el mago de Northampton explota un limón utilizando sus poderes mentales:

‘Ángeles fósiles’. Alan Moore. Traducción de Javier Calvo. Prólogo de Servando Rocha. La Felguera Editores, 2014. Cartoné. 164 pgs.

Más información | Blog de La Felguera Editores

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