Belleza y delicadeza en ‘La semilla y el corazón’

La antología recoge más de 1300 años de poesía japonesa

Gudrun Palomino
Papel en Blanco

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Siempre es fácil perderse entre todas las publicaciones que nos acechan incluso antes de la rentrée literaria. Pero yo estaba atenta a la publicación de un libro en especial, y no es que tuviera las expectativas altas en él, sino que me habían gustado mucho los libros de poesía de la editorial que había leído y pensaba que este no iba a ser menos. No me equivocaba.

Se trata de La semilla y el corazón, la antología de poesía japonesa con la que Alba editorial abrió este septiembre. Cuenta con la traducción del japonés de Teresa Herrero y con las versiones finales de Juan F. Rivero, que también es el escritor de las más de ochenta páginas de introducción de esta antología.

En la introducción se comenta la importancia de esta edición. Rivero hace un recorrido por la historia japonesa para dar contexto a la importancia de los tankas y haikus, vuelve a poemas anteriores para explicar la teoría (acompañada de notas al pie excelentes), explica la importancia de las traducciones para la difusión de la literatura japonesa en nuestra lengua, con editoriales como Hiperión, Satori o Trotta, y da un listado sintético de los principales símbolos, elementos y significados asociados con cada estación. Además, remarca también la importancia de las mujeres en la escritura en japonés y la poesía del instante de uno de los autores que no podían faltar en esta antología, Bashō.

Cubierta del libro La semilla y el corazón, publicado por Alba editorial en septiembre de 2022.

De las casi quinientas páginas de poemas, destaco personalmente los de Princesa Shikishi («Hilo precioso de la vida, / si has de romperte ahora, rómpete, / pues si esta situación se alarga / temo no ser capaz / de soportarlo.»), Eifuku Monin («Rota de llanto / por este gran dolor, / veo que también / las yerbas y los árboles / están bajo la lluvia; cae el ocaso.»), Kobayashi Issa («Uy, caracol, / ¡justo a mis pies! / Dime, ¿cuándo has llegado?»), Chūya Nakahara ( (…) «¿Puede que el alma esté aún aquí, / que haya vuelto al lugar en el que están los huesos / y los esté mirando?»), y Suzuki Shizuko («Tampoco está tan mal / ser prostituta; / muerdo un caqui maduro.»).

Sin lugar a dudas, se trata de una antología excelente, muy cuidada y que representa la belleza de los poemas que recoge, con una traducción y adaptación que cuida muchísimo la métrica. La delicadeza de esta edición me ha cautivado, sin ser yo amante de la cultura japonesa. Estoy segura de que le ocurrirá lo mismo a muchos que, como yo, empezarán con la poesía japonesa con este libro. Ya he recomendado La semilla y el corazón varias veces, y espero que con esta reseña alguien más se vea cautivado por la sensibilidad de esta antología.

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