‘Justin’, la penitencia del colaboracionista

Nadar y Julien Frey retratan la Francia bajo el yugo nazi

Josep Oliver
Papel en Blanco
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3 min readApr 26, 2021

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En el verano de 1940, con la guerra ya declarada entre los aliados y la Alemania fascista, Francia estaba a la expectativa de qué ocurriría. Confiaba en las defensas apostadas en la línea Maginot, instaurada tras la Gran Guerra, pero en realidad no estaba en absoluto preparada para lo que iba a a pasar. Es más, en París, había una corriente política importante que veía con mejores ojos a los nacionalsocialistas alemanes que al creciente peligro revolucionario comunista que se estaba fraguando en toda Europa antes de la explosión de la guerra. Sería grosero reducir a este apunte las causas de la rápida rendición de París ante Hitler, pero es indudable que tuvo que ver con ella.

Así situados, nos encontramos en 1943, en plena Francia ocupada, donde Justin, un joven veinteañero, es enviado, a través del Servicio de Trabajo Obligatorio del gobierno colaboracionista, a trabajar a Alemania. Lo que la propaganda fascista vende como una magnífica oportunidad de empleo se convierte en realidad en un campo de trabajos forzados en el que Justin y sus compatriotas tendrán que sobrevivir a la brutalidad nazi. Años más tarde, el protagonista, ya anciano, revive esos días, todavía con el cargo de conciencia que le supone aquella experiencia. Y es que, una vez acabada la guerra, esos hombres que fueron obligados a desplazarse a Alemania fueron vistos como colaboracionistas del Reich alemán. Pero no olvidemos que los historiadores consideran que entre cerca de treinta mil de estos trabajadores perdieron la vida en Alemania. Sus duras condiciones de trabajo en fábricas implicadas en la industria bélica, sujeta a la durísima vigilancia de la Gestapo hicieron que su tasa de mortalidad fuera superior a la de los prisioneros de guerra.

Pep Domingo Nadar, autor de Papel estrujado, El mundo a tus pies y El cineasta (este último, también con el guionista de esta obra) demuestra en Justin (Astiberri, 2021) un extraordinario dominio del dibujo en esta obra, con un trazo al pincel que le da un nuevo nivel a su trabajo. El guion de Julien Frey sabe combinar hábilmente la historia del joven Justin con el que, ya mayor, tiene que recibir las palabras balsámicas de su hija para intentar encontrar consuelo de aquellos años. Paco Roca, que de cómic histórico y recuperación de la memoria sabe bastante, dice de este cómic: “Un magnífico ejercicio de recuerdo y de reconciliación del pasado. Un cómic necesario”. Coincidimos palabra por palabra, y a eso añadimos la estupenda edición en formato álbum que ha publicado Astiberri de la obra, en la que podemos disfrutar de la calidad de las ilustraciones de Nadar.

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Filólogo, profesor de Literatura en Secundaria, crítico de cómic en varias publicaciones y coautor del cómic El joven Lovecraft. Bloguero decano en Cisne Negro.